miércoles, 7 de noviembre de 2012

Lua

Simplemente he de dejar volar mi mente. Olvidar el ritmo frenético de las calles, las luces, los ruidos, las palabras huecas que vuelan atrincherando a las que pesan demasiado. Esas que gentes corrientes amordaza en los labios con tal de no provocar rachas de viento demasiado intensas como para no poder contarlo...como para no ser capaces de agarrarse al último resquicio de realidad que puedan atisbar entre mares de supuestos e infortunios. Pero te convertiste en mi lado más irracional. En el empuje que necesitaban mis temores para desaparecer por la ventana que abriste sin darme cuenta. Aquella por la que se cuela la luna cada noche para recordarme que ahí estás... aunuqe lejos. Demasiado lejos como para tocarte...Aún así sigo mirándola cada noche e imagino que son tus ojos, que es tu boca. Que esa sensación de desaparecer, de volar, de congelar el paso del tiempo, de no poder apartar la mirada que me produce, eres tú.

Esas noches apostada en la ventana, se suceden con el café de buena mañana. Sé como te gusta tomarlo. Tú también sabes que me gusta demasiado. Mucho café y poca leche. También sabes que lo mejor para acompañarlo, es que estés a mi lado. Que te sientes conmigo, viendo pasar los minutos, pero como siempre, a nuestro modo. Que las caricias marquen los segundos. Que los besos dicten los minutos y que los suspiros dibujen las horas.

Hagamos un trato. Seguiré tomando cafés fríos, hasta que te tenga al lado. Entonces te tocará a tí no separarte de mi... Aceptas?

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