¿Qué mejor sensación que sentirse una misma? Que eres tú misma. Sin filtro. De la forma más natural que exista. Naturaleza en estado puro. Algo visceral. De forma pletórica...
Y aún más... ¿Cuándo lo has sentido?
... ¿Cuándo lo has compartido?
... ¿Cuándo fue la última vez que alcanzaste ese nivel de libertad?
Cada cual conoce la fórmula exacta. Cada ingrediente preciso, cada paso a dar y el punto justo de cocción.
Todo en esta vida es preciso. Todo aquello que te pida el cuerpo, siéntelo. Esa voz que te susurra al oído, escúchala... Atenta al latido.
En definitiva, seamos animales. Atendamos aquello que realmente necesitemos, anhelamos, deseemos,.. disfrutemos de todo aquello que nosotros mismos podamos crear. Explotemos nuestra imaginación. Seamos conscientes de la cantidad de maravillas que nos estamos perdiendo. Todas aquellas oportunidades que perdimos por estar demasiado pendientes de lo urgente, y no de lo importante.
Esto es una llamada a los subconscientes, a los deseos más fervientes, a aquello que nunca te creíste capaz de hacer, a aquello que solo le has confesado a la luna y sin saber porque. Os animo a encontrar formas imposibles en las nubes de noche o de día. A fugaros a otro mundo, a otro tiempo. A llegar a entender la magnificencia de la vida aún con los ojos cerrados. A apreciar cada percepción de nuestro cuerpo a través de los sentidos. A la interpretación libre de aquello que sucede y que no, de porque, de cuando,...
Es fácil...Desátate y goza.
Att: La mecánica de la pelusa.
sábado, 31 de agosto de 2013
martes, 23 de abril de 2013
Ayúdame
Después de tanto tiempo, el cielo sigue ahí, sobre nuestras cabezas día y noche. El ruido sigue patrullando la ciudad con sus bucles incansables de tráfico. Los olores perduran al salir a la calle, a pesar de saber distinto cada vez.
Hubo más de una vez que se describió lo cotidiano de mil y una formas. Y ahora no iba a ser menos. Si tuviese que redactar un nuevo informe sobre todo ello, lo haría desde un nuevo ángulo, una nueva posición, una nueva perspectiva, una mirada diferente... Como ya quedó claro, sería diferente de las tantas otras formas en que lo hice antes. Pero el gran cambio, es cuando se expresa desde los dedos, los sentidos, los ojos de otra persona que no sea yo. Que sea capaz de hacerse un hueco al lado de mi intrincada mecánica, cansada y polvorienta en su momento. Llegó para engrasar los engranajes, reactivar el mecanismo y perfumarlo con nuevos aires.
Un día, desperté con un ojo puesto en mi ventana y otro en la tuya. Al mirar el espejo, un ojo veía mi reflejo, y otro el tuyo. Al salir a la calle, vi la rutina que me esperaba, y con otro, la tuya. Con una mano empecé a desvestirme, con la otra sentí como te vestías. Con una mano empecé a preparar el desayuno, con la otra supe que ibas a tomar el café al salón. Con un oído escuché mi bostezo, con el otro tus buenos días al aire.
Con mi voz, un grito ahogado...con la tuya un grito de libertad. Tal vez solo fue una palabra cualquiera sin más trascendencia que aquel instante en tu mundo, pero para mí, saber que salió de tus labios ya supuso la canción más exquisita que pude llegar a imaginar.
Cada día amaneceré de nuevo como el anterior en apariencia. La diferencia radicará en que no contaré con la única mecánica que roe sin descanso dentro de mi, sino que habrá un inquilino para perfeccionar el proceso y acompasarlo con su respiración.
Y... he de decir una última cosa. Me va demasiado bien como para ser tan necia de dejarlo pasar sin quemar cada engranaje. Haré todas las modificaciones posibles en esta mecánica imperfecta para que se quede y me ayude a girar día a día.
Atentamente, la mecánica de la pelusa.
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